El volcán Kelimutu mide 1.639 metros y lo que lo hace ser un lugar único en el mundo es que alberga un lago de diferente color en cada uno de sus tres cráteres. Y no solo eso, además los lagos cambian de color a lo largo del año.
Según los científicos el cambio de color se debe a que las mezclas de vapores y de gases emergen de su interior a altas temperaturas causando reacciones químicas que producen cambios en la oxidación de los elementos presentes en los lagos y se liberan otros distintos. Aunque se trata de un volcán activo, la última erupción fue en 1968. Desde 1992 los volcanes y su entorno fueron declarados Parque Nacional.
Los habitantes de Flores creen que cuando alguien muere su espíritu se sumerge en alguno de los tres lagos, teniendo en cuenta su carácter y edad:
Sin duda, la visita al Kelimutu tiene todavía mayor encanto si se va al amanecer. Para ello hay que hacer noche en Moni, una pequeña aldea en el centro de la isla de Flores, ubicada en un paraje excepcional, perfecto para hacer algunas caminatas. Además, cerca hay unas cataratas y unas aguas termales a las que se puede llegar caminando.
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